Tarta Capuchina

Esta tarta capuchina que os traigo hoy es muy muy especial. Hoy es el día de la merced, un día especial para mi tía Mercedes. Os quiero hablar de ella porque es una persona que me marcó en mi segunda vida (la española). Para empezar os diré que no es mi tía, pero es más que si lo fuese porque hemos compartido muchas cosas juntas, sobretodo las dulces. Fue la primera persona que vi cuando llegué a Valencia y lo primero que me dijo era «¿Tu eres golosa?» Esa era su pregunta favorita. Ella tenía una teoría, en función de la respuesta a esa pregunta era capaz de describir a una persona.

No hablo en pasado porque ya no exista, la tía está perfectamente, pero está en su etapa de olvido. Otra de sus frases favoritas era: «Todo llega, pasa y se olvida». A sus 90 años ha olvidado muchas cosas,  pero es tan especial que es capaz de compensar su falta de memoria con lo que transmite cuando estás a su lado.
La tía era una mujer adelantada a su tiempo. Presumía de su soltería (jamás un hombre le tocó el codo), lo que le hacía una mujer independiente, emprendedora y luchadora unido a unos genes que le han dado una generosidad, optimismo y una fuerza admirable, pero principalmente era una mujer presumida y muy muy golosa.

Ella ha sido durante más de 30 años peluquera, con su propio negocio, pero en la época de la posguerra, cuando emigró de su pueblo natal (Guadalaviar, Teruel) a Valencia y tras pasar por varios trabajos en el campo consiguió un trabajo del que nos habló tantas veces… Barrachina era para ella algo especial. Los batidos, los helados al corte, su primer contacto con el mundo de la hostelería que le marcó para toda su vida.

Aquí está en Barrachina (la primera por la izq.) junto con dos compañeras

Me ha costado mucho decidir que receta dedicarle. Me he decidido por la tarta capuchina porque a ella le encantaba. Gracias a Maite Gimeno, que me ha regalado su receta y que tantas veces se la regaló a la tía (cada vez que la veía le preguntaba por la receta)

Podría contarte tantas cosas de ella, que necesitaría más de un post.

Tía, me has enseñado tantas cosas que nada es suficiente para compensarte. Me habría encantado que vieras mi blog, contarte mis miedos, mis dudas, mis sueños… Te quiero, tía.